Son pocas las reflexiones que puedo añadir a lo expuesto por Feito, ya que su análisis define perfectamente la situación actual de la convivencia escolar.
No creo que la violencia escolar sea un asunto ahistórico, pero sí más presente en nuestras aulas y más conocido públicamente.
Sí “discrepo” con Feito en su modo de definir la figura del acosado y del acosador y añadiría o puntualizaría más los aspectos que marca como focos de violencia.
Creo que existen numerosos (y cada vez más) tipos de acosados y de acosadores. Podríamos distinguir entre acosadores con habilidades sociales y popularidad capaces de organizar o manipular a otros a sus órdenes, o el acosador “antisocial” que intimida de manera mucho más directa, el ciberacosador, etc., … de igual modo que existen víctimas pasivas, fáciles de intimidar o víctimas activas, en parte provocadoras, etc. Además existe otra figura importante que es la del espectador. De todos modos no me extenderé en esto, ya que me saldría en parte del tema, tratando el bulling de manera mucho más directa y desviándome del camino del autor, que pretende dar a conocer la responsabilidad de los centros educativos en el comportamiento escolar. (Quizás por eso, Feito pasa de puntillas a la hora de describir las figuras del acosador y del acosado).
En cuanto a los focos de violencia que señala Feito, (la competitividad escolar, la lucha por ser mejor, por obtener las mejores calificaciones, el culto al individualismo) yo añadiría varios (incapacidad de socializarse, ocultar frustraciones, etc.), pero uno fundamental, que es el afán de poder y de sentirse superior al resto, que no deja de ser el reflejo del espejo en que se mira nuestra sociedad.
Por otra parte coincido plenamente con él cuando afirma que “cuando los niños se aburren en la escuela y se sienten desbordados por sus deberes es cuando se pelean y se portan mal. Uno aprende mejor cuando hace algo que le gusta y disfruta comprometiéndose con ello”. Esto que a muchos les puede parecer irrelevante yo lo veo como uno de los puntos clave de esta temática.
Si la escuela consiguiera que sus alumnos se implicasen, disfrutasen aprendiendo, crecieran como personas, estaría dando un paso agigantado en la lucha del mal comportamiento escolar.
Visto así resulta fundamental la figura de los docentes, las temáticas tratadas y por supuesto las metodologías elegidas.
En cuanto a la segregación, no añadiré demasiado (ya que la aborde en anteriores reflexiones), pero es evidente que está presente en nuestras escuelas, existiendo los grupos de alumnos repetidores, frecuentemente tomados como conflictivos, y los grupos con alumnos con mayor éxito académico.
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