miércoles, 23 de noviembre de 2011

La docencia universitaria actual

Hace uso Feito de hemeroteca (El País), para explicar en palabras de Ignacio Sotelo cual debe ser la misión del profesor (enseñar a preguntar, orientando el trabajo y promoviendo el desarrollo intelectual y científico de los alumnos, siendo fundamental el diálogo personal), y de la Universidad (no repetir lo que ya se sabe, lo cual ya está en los libros, sino enseñar a preguntar).

El problema, según señalaba Vicente Ortega, es que la formación pivota en torno a asignaturas diseñadas a partir de los intereses de los profesores.

Remarca Feito las consecuencias de tal planteamiento, que no son otras que la acumulación de contenidos, y currículos muy densos que convierten el trabajo del estudiante en un ejercicio de mera repetición, ahogando y delimitando estrechamente el desarrollo de la creatividad.

La creatividad tiene una característica esencial, y es que al no ser una asignatura ni una disciplina, no se puede enseñar, sino que se aprende dependiendo de las condiciones en que se desarrolle la enseñanza. Además, la creación requiere de libertad, y de reflexión, por tanto de tiempo. El único modo de fomentar la creatividad es innovando en los contenidos curriculares y en las metodologías de formación.

Habla Feito de la denominada transmisión unidireccional de información (acordándose en este punto de Freire) que únicamente favorece la acumulación de datos y hechos. Este tipo de docencia apenas estimula el pensamiento propio o el cambio de actitudes.

El autor hace una interesantísima reflexión al respecto ya que como él dice “escuchar a un ponente supone dar por supuesto que todo el mundo precisa la misma información, presentada al mismo ritmo y sin apenas diálogo con quien la presenta”.

Posteriormente Feito compara una ponencia con la lectura, a la que define como “el reino de la libertad”, no faltándole razón, pues al leer, es uno mismo quien elige el ritmo, quien hace hincapié en determinados aspectos, quien subraya, etc. (Señala también que desde hace un tiempo se está perdiendo el hábito de la lectura).

Habla Feito también de la heterogeneidad de la Universidad, sin prescripciones curriculares comunes,  de ahí que sea difícil saber el porcentaje de la docencia universitaria que basa su modelo en la palabra del docente. Pese a ello se “sospecha” que buena parte  de la actividad en las clases consiste en la toma pasiva de apuntes (basta con pasarse por la bibliotecas universitarias para confirmar dichas sospechas).

“Quizás con este sistema lo que realmente estamos haciendo es enseñar. Sin embargo, lo que casi con toda seguridad no hacemos es que los estudiantes aprendan”. Así de tajante se muestra a la hora de criticar el modelo unidireccional de información.

Feito no cierra los ojos y nos ofrece la oportunidad de conocer a través de su texto la postura de autores como Francisco Bustelo o Pedro Álvarez Martínez, que por el contrario achacan el uso de este modelo a la poca preparación de los estudiantes, a la irresponsabilidad, al desinterés, etc.

Sin embargo, cree que esta postura simplemente echa balones fuera. A su modo de ver, más que poner el acento en las muchas y graves insuficiencias de los estudiantes, habría que centrarse en lo que funciona mal en nuestro sistema educativo (a todos los niveles). 



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